Os prometo… el limbo de las almas en pena

En nuestro país estamos en plena campaña electoral para las próximas elecciones del día 28 de mayo.

Es el momento ideal para prometer, pero, ¿nos hacen promesas? Y, si lo hacen ¿las cumplen?

Obviamente no estamos analizando el 100% de las promesas electorales, sólo de aquellas que afectan a nuestro colectivo, las familias monoparentales, ni de todo el territorio nacional, pues son unas elecciones municipales y autonómicas y hay tantos programas como municipios, miles. Somos conscientes de que en la mayoría de estos municipios solo disponen presupuestos  para cubrir necesidades básicas y por ello nos fijamos en las declaraciones de los candidatos y candidatas de localidades grandes que podrían, si quisieran, ocuparse de nosotras.

Nosotras, las familias monoparentales, tenemos algunas características definitorias que nos distinguen de otras familias, pero la mayor diferencia se da por que en nuestro caso hay una única persona responsable de absolutamente todo: cuidados, economía, conciliación…. Y en más del 80% de los casos esa persona es una mujer, razón por la cual, hay que analizar esta situación con perspectiva de género para ser capaces de entender los problemas a los que nos enfrentamos día a día. Pues la soledad a la hora de hacer frente a todo es una carga mental añadida que genera muchos problemas de salud física y psicológica para las madres responsables de estos hogares.

Quizás uno de los tópicos que más nos afectan es el de que la monoparentalidad es una situación transitoria, es decir, un espacio temporal entre dos parejas. No es así, muchas de nuestras familias tienen un proyecto de familia autónomo, si la perspectiva de una nueva pareja (no quiere decir que no se vuelva a tener pareja, quiere decir que el objetivo o lo deseable en esas familias monoparentales no es volver a formar parte de una pareja y que su proyecto vital es ser familia monoparental). El problema que surge ante esto es que como se nos considera un colectivo temporal no se toma demasiado en serio nuestra existencia y, por lo tanto, las medidas que se toman en referencia a nosotras no suelen ser muy útiles.

Estamos en una sociedad donde las tasas de natalidad son alarmantemente bajas, en nuestro país la tasa media de hijos/as por mujer es de 1,24, siendo en índice de remplazo generacional 2,1, claramente alejado de ese 1,24, según la estadística Indicadores Urbanos 2022 publicada por el INE. Ante esta situación de envejecimiento de nuestra sociedad, sería lógico pensar que los poderes públicos premiarían la natalidad y no la castigarían, pues ser madre se penaliza tanto personal como profesionalmente, sobre todo en el caso de las familias monoparentales donde la reducción de las jornadas laborales e incluso la pérdida del trabajo por ser imposible conciliar este con su vida laboral son mucho más que habituales. Por eso, no deja de ser sorprendente las pocas ayudas que como colectivo tenemos.

Podríamos resumir esta situación en “SE NECESITAN BEBÉS” pero “PROBLEMA TUYO”. Pues no, señoras y señores no es un problema “mío”, es un problema social, para que nuestra sociedad tenga futuro, lo primero que debe haber es una sociedad funcional y productiva lejos de la sociedad envejecida que, si todo continúa así, podemos pronosticar. Según la Encuesta Continua de Hogares del INE en España existen 1.944.800 hogares monoparentales (muchas más familias, ya sabemos lo que ocurre según como presentemos las estadísticas), que lo tienen mucho más difícil que el resto de familias por, como ya hemos dicho anteriormente, sólo contar con una persona adulta (en más del 80% de los casos mujer) responsable. Los problemas de conciliación, de asunción de gastos…, en nuestro caso se multiplican.

Por estos problemas que se nos plantean, creemos que es un buen momento para reclamar a la clase política, que está en plena campaña por las próximas elecciones, que nos tengan en cuenta. Somos un colectivo que ha pasado de tener una importante sobreexposición mediática desde la pandemia donde se nos relacionaba permanentemente con la pobreza y la exclusión social y el pasado año donde nuestra presencia mediática era por la nueva Ley de Familias donde se reconocerá a las familias monoparentales con dos hijos/as como numerosas, algo que, dicho sea de paso sólo afecta a 300.000 familias, que parecen muchas, pero se traduce en que el 70% de nosotras quedamos fuera y por la duplicidad de los permisos de maternidad que parecía se estaban asentando en nuestro país, pero el Tribunal Supremo anuló. Hemos de reconocer que conseguir estos permisos era complicado en si mismo y solo factible para empleadas públicas que son, en su totalidad, quienes se atrevieron a solicitarlo. Nosotras creemos que la lucha por este derecho o es para todas nuestras familias o para ninguna. No queremos asumir que tenemos familias de primera y segunda categoría.

Somos un colectivo lo suficientemente amplio para que se nos escuche y se actúe en consecuencia. Por eso pedimos a los candidatos y candidatas que pronto nos representarán en las instituciones , exactamente eso que nos representen y que legislen por y para nosotras, para todas nosotras, que no excluyan al 70% y que las pocas promesan que nos han hecho en esta campaña en la que parece que no existimos no sean promesas si no hechos y aparezcamos en su agenda en los próximos 4 años y no nos dejen en el limbo de las almas en pena.

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