Acabamos de pasar los Juegos Olímpicos de París 2024. La televisión, internet, los medios de comunicación digitales y escritos son y han sido un cúmulo de noticias deportivas. Se habla de Aurelien Quinion, quien ha participado en la prueba de 20 kms. marcha habiendo dormido media hora después de haber sido padre la noche anterior, quedando noveno.
Suerte la de él y la de tantos otros que pueden compaginar la paternidad con su carrera deportiva sin ningún problema. No es así en el caso de las mujeres. Buceando en internet he intentado encontrar casos de mujeres, deportistas de élite, madres y que continúen compitiendo. Descorazonadoramente son muy pocas. Aún más descorazonador es si buscamos madres solteras o familias monoparentales como deportistas activas compitiendo. En ese caso y después de una larga búsqueda no he podido encontrar ningún ejemplo. No digo que no lo haya, pero en un mundo donde es fácil acceder a la información de cualquier persona, esto es un dato que, estoy segura, aparecería.
Algo falla para las mujeres en general y para las familias monoparentales en particular. La sociedad tiene un problema serio si se excluye, por sistema, a las madres del deporte de primer nivel. Si la madre forma parte de una familia biparental aún y casi como un milagro podrá continuar con su carrera deportiva en un porcentaje mínimo de casos. Si es familia monoparental ni un milagro serviría.
Parece que maternidad y deporte no son compatibles. Podrían serlo, pero continúa siendo la asignatura pendiente del deporte de élite.
En estas últimas Olimpiadas de París 2024 por primera vez ha habido guardería y habitaciones cercanas a la villa olímpica para las madres lactantes y sus hijos e hijas. Comenzando así un cambio cultural en el mundo del deporte, que no es mucho, pero sí es un paso en el buen camino.
Pero continúa siendo increíble que, en 2018 (antes de ayer como quien dice), fuera noticia que el equipo de fútbol del Ajax de Amsterdam renovara el contrato a una jugadora embarazada. ¿Cómo se consideraría si en cualquier empresa se rescindiera un contrato o no se renovara a una trabajadora sólo por estar embarazada? Pues esto en el deporte ocurre mucho más habitualmente de lo que podríamos pensar. De hecho, es la norma y no la excepción, razón por la cual esta noticia de 2018 lo fue. Lo más habitual es la no renovación de contrato y la pérdida de sponsors.
Como caso de familia monoparental encontramos a Maite Zugarrondo, jugadora de balonmano del Bera Bera, quien dejó la alta competición y de ser uno de los nombres más destacados del balonmano femenino español al toparse con la maternidad, convirtiéndose en madre soltera de sus dos sobrinas ante la imposibilidad de conciliar deporte de élite y maternidad y de mantener (a pesar de ser una deportista de élite) económicamente a sus hijas con un sueldo que apenas da para sobrevivir. Esto ocurrió en 2019. Simplemente increíble.
Ya hemos pasado casi el primer cuarto del siglo XXI y esta situación debería formar parte de una novela decimonónica y no de la actualidad. Hacen falta muchas denuncias sobre esta injusticia, hace falta poner sobre la mesa este gran problema y hace falta encontrar soluciones para que las deportistas puedan ser madres cuando lo decidan sin que eso afecte a su situación deportiva. Ya lo sean en pareja o en solitario, exijamos para todas las madres en general, y para las monoparentales en particular, que puedan serlo sin necesidad de elegir entre deporte y maternidad.