Con motivo del 8M, los medios de comunicación, redes sociales, etc. se llenaron de reflexiones, artículos de opinión y debates, de los que me voy quedar con los más cercanos a mí, en los que me siento en parte representada, como mujer y como familia monomarental por decisión propia, colectivo machacado y estigmatizado con la pobreza en parte y digo en parte, porque las mujeres de las que habla el texto que voy a mencionar en primer lugar, soportan además la losa del racismo. A medida que leía el artículo “La representación de la mujer latina: de la cuidadora a la puta», de Paula Guerra, comprendía su punto de vista, porque de ese clasismo sabemos nosotras mucho, tanto como colectivo como a nivel personal en nuestras relaciones con el feminismo hegemónico.
Según la mayoría de los estudios que se hacen sobre nosotras, (siempre con el sesgo de pobreza igual a exclusión social) carecemos de formación académica y ocupacional, somos paradas o trabajamos en los sectores menos valorados como cuidados, empleadas de hogar, hostelería, limpieza, tele operadoras, etc.
Compartimos el barco de la instrumentalización, nosotras somos utilizadas como markenting social por un amplio espectro político, académico, de medios de comunicación e instituciones públicas y privadas.
Hemos pasado de la invisibilidad casi total a asumir que hay dos clases de familia mono, una vulnerable y otra en la que no existe la vulnerabilidad.
Nuestra transición ha sido de la invisibilidad a la exposición permanente no positiva, pasando por la semántica.
El 14 de julio del 2021, tuvo lugar vía telemática un seminario sobre “Recomendaciones para la reforma de la política familiar en España”, organizado por el M.D.S. Agenda 2030, Comisión Europea y OCDE, en el que se presentaban experiencias de diversos países europeos en políticas familiares. La representante de Francia cuando se refirió a las familias mono, dijo que no hacían ninguna política porque engañamos, la mayoría no somos realmente mono y solo pretendemos con esto defraudar al estado y, por ello, han creado una agencia para vigilar que no nos hagamos ricas y de la Jet Set internacional por explotar nuestro modelo de familia a lo Corinna Larsen, pero por cuenta del Estado. Se dice que el silencio es cómplice y en este caso fue clamoroso.
¿Qué políticas feministas se pueden hacer si partimos de que somos unas defraudadoras?
No hablemos de la formación que sobre nosotras se da a los profesionales de la sanidad, educación etc. ni vamos hablar del papel del cine, tv, publicidad, etc. La imagen que dan de nuestras familias es casi siempre negativa.
Para terminar, decir que si eres mujer perteneces a las vulnerables, da igual que tengas tres licenciaturas, seas la persona más sensata, responsable y la cabeza mejor amueblada del mundo, porque puedes terminar en el paro y tener que trabajar en sectores feminizados y mal pagados, teniendo casi prohibido formar una familia monomarental por decisión propia, porque tienes que romper un techo de hormigón armado y si a todo esto le añades el signo racial y migrante, el techo de hormigón te aplastará.
¿El feminismo somos todas, o algunas no tenemos pedigrí suficiente para reivindicarnos como mujeres y como cuidadoras responsables de nuestra prole?
María García
Presidenta de la FFM Isadora Duncan